LágrimaMovete todo lo que quieras: huí si crees que es lo correcto, escondé la cabeza en el pozo que dejó tu avestruz antes de aburrirse de vos y abandonarte.

Podés emigrar hacia algún planeta desconocido o internarte en una nave espacial hecha con latas de aceite afanadas de alguna estación de servicio en decadencia.

Hacé lo que quieras o, en realidad, lo que puedas.

¡No podrás escapar de ellas!

Te atacarán por delante y por detrás, por arriba y abajo, por derecha y por izquierda.

Te violarán. Te quemarán por dentro y conseguirán despedazarte sin siquiera una reacción inerte de tu parte. Ultrajarán tu intimidad y desatarán tormentas en tu alma.

Están ahí, en todos lados a donde mires. En un libro, en los ojos de tu perro, en una canción, en la papa frita que estás a punto de llevarte a la boca. En una mirada inesperada, en una caricia.

¡No tienen piedad! ¡Nadie puede escapar!

Te harás el fuerte. Cota de mallas de apatía, espada de odio y casco sarraceno anti-sentimental. Te vestirás con la armadura de la indiferencia.

Pero tus lágrimas saltarán de tus ojos cuando, tan solo una de tus emociones te invada.

Fernando A. Narvaez